17
Jul 19

rodriguez-andoin-v-noticias-deshidratacion

 

A pesar de que el verano es una época ideal para disfrutar y que tiene grandes beneficios* para las personas mayores, es también una temporada en la que los colectivos más vulnerables, como el de la tercera edad, deben tener un especial cuidado. Las altas temperaturas de esta estación conlleva el riesgo de pérdida de sales minerales y la deshidratación.

En edades avanzadas es común que se tengan problemas para asimilar los líquidos que el organismo necesita, es por esta razón por la que son habituales en los golpes de calor por una exposición prolongada a altas temperaturas que provocan un desequilibrio en la hidratación con consecuencias graves.

El cuerpo humano necesita agua para el correcto funcionamiento de las células, para mantener la estructura de los tejidos y para mantener y regular la temperatura corporal.

La deshidratación es la falta de líquidos en el organismo para mantener estas funciones y puede deberse por no beber el agua necesaria o por una pérdida excesiva de líquidos en nuestro cuerpo, causada normalmente, por una sudoración abundante o por una gastroenteritis.

La deshidratación tiene diversas fases que van de leve a moderada o grave en relación a la cantidad de líquidos que pierda nuestro cuerpo, llegando a ser mortal en los peores casos.

Cómo detectar la deshidratación. Síntomas

En las fases más leves de la deshidratación se suelen tener siguientes los síntomas:

  • Sensación de boca pastosa.
  • Sensación de sed.
  • Piel reseca.
  • Orina de color más oscuro de lo habitual y en poca cantidad.
  • Dolor o pesadez de cabeza.
  • Calambres musculares.

En las fases más avanzadas los síntomas también se agudizan:

  • Piel aún mas reseca y arrugada, no retoma su forma tras un pellizco.
  • Ausencia de orina o menor cantidad y de color aún más oscura.
  • Desorientación y mareos. • Falta de voluntad o iniciativa y de energía (abulia).
  • Confusión mental.
  • Aceleración del ritmo cardiaco.
  • Ojos más hundidos.

Estos síntomas pueden llevar que el paciente sufra delirios, posteriormente la pérdida de conocimiento y finalmente la muerte.

Qué hay que hacer para evitar la deshidratación

Lo más importante a la hora de evitar la deshidratación es beber líquidos y principalmente agua, aunque también puede alternarse con otras bebidas como zumos, infusiones o refrescos.

La alimentación también nos puede aportar una gran cantidad de líquidos a nuestro organismo. Comidas frescas como el gazpacho, el melón o la sandía que tienen una buena cantidad de agua pueden ser un complemento saludable y sabroso al agua.

Es habitual que las personas con edad avanzada no tengan sensación de sed o se les olvide beber agua, por eso es aconsejable dejarles una jarra o botella, siempre accesible, con la cantidad de agua recomendada para que consuma a diario.

También es prioritario concienciar a las persona mayores de el peligro que conlleva la deshidratación y de la importancia de hidratarse correctamente.